Por qué Algunas Iglesias Tienen Miedo de Enviar Misioneros y lo que Deberían Saber

El llamado misionero es una parte fundamental del mandato de Jesús para la iglesia: "Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones" (Mateo 28:19). Sin embargo, a pesar de esta clara instrucción bíblica, muchas iglesias sienten un cierto temor o reticencia cuando se trata de enviar misioneros. ¿Cuáles son las razones detrás de este miedo y qué deberían saber las iglesias al respecto?

  1. Miedo al Fracaso: Una de las razones principales por las que algunas iglesias tienen miedo de enviar misioneros es el temor al fracaso. Preocupaciones sobre el apoyo financiero, la seguridad en el campo misionero y el éxito del ministerio pueden paralizar a la congregación y evitar que den el paso de fe hacia el envío misionero.

  2. Falta de Recursos: Otra razón común es la percepción de falta de recursos, tanto financieros como humanos, para sostener el trabajo misionero a largo plazo. Las iglesias pueden sentir que no tienen los fondos ni el personal adecuado para enviar y apoyar a los misioneros en el campo.

  3. Cambio Cultural: El miedo al cambio cultural y la incertidumbre sobre cómo adaptarse a contextos transculturales también pueden jugar un papel importante en la reticencia de algunas iglesias para enviar misioneros. El temor a lo desconocido puede llevar a la resistencia al envío misionero.

  4. Falta de Conciencia: En algunos casos, el miedo a enviar misioneros puede ser simplemente el resultado de una falta de conciencia sobre la importancia y la urgencia del trabajo misionero. Las iglesias pueden no comprender plenamente la necesidad de alcanzar a los no alcanzados o pueden estar más enfocadas en las necesidades locales.

Lo que las iglesias deberían saber es que el llamado misionero es un aspecto vital de la misión de la iglesia y una expresión tangible del amor y la obediencia a Cristo. Aquí hay algunas verdades importantes que las iglesias necesitan recordar:

  • Dios es Soberano: Dios es el dueño de la mies y el que envía obreros a su campo. Al confiar en su soberanía y provisión, las iglesias pueden superar el miedo al fracaso y confiar en que él equipará y capacitará a aquellos que envía.

  • El Evangelio es Poderoso: Aunque el trabajo misionero puede enfrentar desafíos y dificultades, el evangelio es el poder de Dios para salvación. Las iglesias deben recordar que el Espíritu Santo es quien convence de pecado, justicia y juicio, y que su obra no depende de nuestros esfuerzos humanos.

  • El Mandato es Claro: Jesús nos ha llamado a hacer discípulos de todas las naciones, y esta comisión es una responsabilidad compartida por toda la iglesia. Al obedecer este mandato, las iglesias participan en la obra redentora de Dios en el mundo y experimentan su bendición y favor.

En resumen, aunque el miedo al enviar misioneros puede ser real y comprensible, las iglesias deben recordar que su confianza no está en sus propias habilidades o recursos, sino en el poder y la fidelidad de Dios. Al obedecer su llamado misionero, las iglesias pueden experimentar una renovación espiritual, un mayor impacto en el mundo y una mayor gloria para el nombre de Jesús.

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