Desafíos antes del campo

Hannah, una mujer Peruana, escuchó hablar de las misiones por primera vez a los 17 años. Un día, un pastor misionero habló sobre lugares donde hay personas que nunca han oído sobre Jesús. Hannah quedó impactada y quiso saber más. Oró y le dijo al Señor “¿Cómo puedo alcanzar a estas personas, Dios? Quiero ser la persona que Tú uses para estar donde te necesitan"

 

Luego de este momento, Hannah se dio cuenta de que tenía un llamado y le pidió a Dios que le mostrará una carrera. Después de graduarse de la escuela secundaria, Dios la guio a estudiar obstetricia. Durante este tiempo, Hannah se esforzó por estudiar mientras trabajaba para llegar a fin de mes, pero aun así mantuvo sus ojos en Dios y confió en Él para proveer. Sabemos que es difícil para los latinos tener un sistema de apoyo durante el entrenamiento y la formación de su llamado. Hannah logró superarlo, pero muchos otros se sienten desalentados en este proceso y no pueden continuar.

 

Hannah pasó por muchos años desafiantes, pero finalmente se sintió lista para salir al campo misionero. Hablo con muchas organizaciones, pero ninguna sabía qué hacer o cómo enviarla. Todas las puertas parecían cerradas y no podía encontrar una organización que la ayude y pueda enviarla.

 

Mientras Hannah seguía buscando y esperando, una ONG cristiana le ofreció la oportunidad de trabajar en varios proyectos de prevención de salud para la comunidad. Hannah trabajó en esta área durante muchos años, pero después de un tiempo se sintió cansada e inquieta. Tenía ansias de vivir su llamado, pero no había nadie allí para guiarla. 

 

Finalmente, unos pastores nuevos llegaron a su iglesia y la pudieron enviar a corto plazo a trabajar con una ONG médica en Oriente Medio. Mientras estaba allí, pudo interactuar con muchas mujeres musulmanas y orar con ellas por sus necesidades.

 

Después de 3 meses, Hannah regresó de su viaje emocionada por su salida al campo misionero, pero no estaba segura de cómo proceder. Fue entonces cuando su iglesia se enteró de Reflejo y se puso en contacto con nosotros. Después de conocer la capacitación y perseverancia de Hannah, estábamos emocionados de trabajar con ella y poco después se unió a Reflejo. Ya había comenzado el proceso para solicitar una visa, pero llegó la pandemia y Hannah decidió quedarse con su familia durante este tiempo.

 

Ahora Hannah está en camino al campo misionero. Ella necesitó una organización allí para apoyarla, ayudarla, cuidarla y mostrarle lo que necesitaba hacer desde el principio. Es por eso que Reflejo existe, queremos que todos los latinos sepan que estamos aquí para facilitarles el proceso de su llamado. 

 

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